Recorriendo oriente medio, después de una larga temporada de ayuno, llegué a las puertas de un templo a solicitar alojo. Me condujeron hasta el centro del templo, donde una bóveda colaba luz en una hechizante penumbra, y ahí me dejaron. Trajeron un banco de madera y me sentaron. Alrededor de la luz comenzaron a moverse las paredes. Sin darme cuenta, frente a mí, una mujer hincada tocaba con su frente el suelo. De la oscuridad que me rodeaba comenzó a cantar el correr del agua. La mujer, como lo hacen los gatos caminó hacia mi, mostrándome sus mansos ojos azules, como de cachorro. Se ataviaba de una túnica azul y su cabello caía sobre el suelo. Cuando se encontró a mis pies, desató mis sandalias y volvieron a correr las sombras. Un chorro de agua sobre mis pies llegó a relajarme, mientras las manos de la sacerdotisa comenzaron a limpiar la tierra que fui robando al camino. Mis sucias prendas, me fueron desprendidas por sus manos con la habilidad de un felino, mientras me dirigía sus ojos azules, como de ciervo. Alejó mi ropa, mientras de las sombras una túnica que cubría a otra mujer las arrancó de mi vista. Comenzó a lavar mi cuerpo cicatrizado. Cada unión de piel que se había separado era ungida con agua y con sus manos, hasta que llegó a piel sin cicatrices. Nuevamente la negritud en movimiento, mientras la vestal me recorría el cuerpo, y de la negritud por mi espalda otras manos comenzaron a lavarme. Volteé para encontrarme con unos serenos ojos cafés, como de ave; al regresar mi vista al frente, la primera mujer se encontraba desnuda.
Intenté tocar a la sacerdotisa y de las tinieblas dos lanzas filosas vinieron ansiosas a mis manos. Ambas mujeres comenzaron a secarme. Intenté pararme y las lanzas tocaron mis brazos. Dejó de cantar el correr del agua, comenzó a fluir el susurro de fragancias. La mujer de atrás comenzó a aceitarme los hombros mientras la vestal de ojos azules llenó de sus manos mi cuerpo diciendo: “Infinita Luz, te pido que llenes este cuerpo del rayo de tu creación”, “Infinita Luz, enaltécete sobre este cuerpo”.
Volteé nuevamente sobre los ojos cafés, que miraban como un halcón. La otra mujer se comenzó a desnudar al reflejo de mis ansias y se replegó contra mi espalda para ungir de aceite mi cabello.
Me levantaron del banco de madera y de la luz comenzó a verse un lecho de terciopelo negro. Me recostaron y ambas mujeres terminaron de aceitar mi cuerpo. Traté de abalanzarme sobre de ellas y me lo impidieron. A cambió observé el cuerpo de cada una y noté que parecían entre ellas un reflejo en movimiento sobre mí, diferenciándose sólo por el color de los ojos. Me pusieron de espadas y ojos azules posó su desnudes sobre mi espalda baja, sentí con si el aceite que me untaban manara de en medio de sus piernas. Recorrió mi espina dorsal con los pulgares, desde la nuca hasta el fin de la columna, sentí liberarse la fatiga del camino y de la vida misma. Después me colocaron boca arriba, veía tan cerca sus pechos de rubí, pero sabía que no podía tocarlos.
Me di cuenta que el movimiento de las sobras eran más mujeres de cabellos largos que desnudas danzaban y cantaban rezos a mi alrededor. Mirando al fondo la luz que se colaba por encima de la bóveda sentí sentarse sobre mi regazo a la mujer de ojos azules fundiendo el aceite su cuerpo y el mío. Me permitió hundirme en ella y la tibia humedad me fue crispando hasta sentirla en mi alma y el suave vaivén de su cuerpo fue llevando mi vista hasta más allá de la luz donde el sabio conocimiento de su cuerpo me hizo agradecer en haber pagado por adelantado la estancia en el templo. Comenzaba a llenar mi cuerpo del rayo de la creación. Me imaginé sus hermosos ojos azules encrespados, como leopardo.
La balanza erótico-poético se inclina a lo poético, sin embargo creo que es buen relato por el uso de símbolos para ser explícito sin ser explícito, pero la neta no me incitó como esperaba. (pensé: mmm… orgía con exuberantes chicas de la india de ojos verdes y azules) pero obtuve un masaje aceitoso estilo japonés (^_^).
Así que te prenden las sacerdotisas ¿eh? espérate a mis monjas vampiro lesbianas gemelas adolescentes…
¡Híjole! No pues, nada erótico, ni sensual, ni sexy, ni nada parecido siquiera. Me imaginé un video de Era, o de Michael Jackson o no sé.
Es que como les decía en mi blog, la poesía es eufémica por naturaleza, armar una prosa llena de eufemismos es un arma de doble filo con la que muchos tropezamos y nos cortamos y nos sale sangrita; y siendo el objetivo final de este ejercicio el incitar o excitar, no cumple para nada. Los detalles están decentemente armados aunque las faltas de ortografía y de sintaxis llegan a molestar al leer de corrido.
Y prefiero mil veces unos pechos de rubí a los pezones negros como grúas camioneras.
By the way, sobre las monjas vampiro lesbianas gemelas adolescentes: Debería ser el tema para el siguiente mes, ja.
Pubertillo….. ya todos conocemos tu fantasía sexual jaja!
Israel, yo más que erotismo sentí un vaivén espiritual. De hecho es muy raro, porque cuando imaginaba a las mujeres desnudas no podía imaginar los detalles de su cuerpo.
Los ojos de felino, son la onda!
… bueno será que yo sigo siendo muy humana y tengo más tendencia hacia lo vulgar.. snif.
Saludos partner!
A mi tampoco me parece erótico.
Tal vez funcionaría como una introducción a uno, pero en definitiva yo esperaba más.
Aunque el detalle de diferenciarlas por los ojos, fue bueno.
¿dónde esta lo erótico?
No manches.
No me gusto mucho.
Chale.
Me gusto, sobre todo por que igual lo imagine como un video de Era . . .
No me gusto el final o mas bien la ausencia de él. Me gusto la ambientacion (video de era) jaja y es una buena descripcion de las cosas.
pero si de algo estoy segura es que no merece ser el ultimo del erotic top.
Chiiiale, video de era. Gracias por sus comentarios, los espero el miércoles 26 en otro electrizante capítulo de sus videos favoritos de Era (de los que no he visto ninguno pero ya verán, ya verán).