Bienvenidos (nuevamente)

HD-B les da otra vez la bienvenida y agradece que estén por aquí.

Iniciamos en octubre de 2008 y gracias a la colaboración de los autores y por supuesto a ustedes los lectores que vienen, leen (que es lo principal) y votan y dejan sus comentarios, HD-B se mantuvo a lo largo de 5 capítulos y ahora va por más.

¿Por qué el cambio?

Sencillo, quería hacer de HD-B un espacio más flexible y estar fuera de los límites que marca estar alojados en un servicio gratuito (blogger) y a su vez quería brindar una mejor gestión al diseño, con opciones que blogger no podía ofrecerme.

¿Habrá costo ahora que estamos fuera de blogger?
De ningún modo, los gastos corren por cuenta del oh poderoso admin.

¿Habrá posibilidad de escribir en HD-B?
En lo absoluto, Estamos trabajando en reorganizar las dinámicas y los tiempos para hacer que la gama de escritores crezca y que haya invitados (por eso está primera dinámica de invitados)

Por el momento so se me ocurren más preguntas, pero no duden en hacerlas comentando aquí, o escribiendo a admin@hd-b.com.mx y serán respondidas.

Nuevamente muchas gracias a quienes nos siguen en esta aventura en este nuevo lugar, esperamos que no se pierdan en la transición y que estén pendientes a las sorpresas que se avecinan.

Atte. Yair Lira

Inhala

He perdido casi en su totalidad mi sentido del olfato.

¿Quién diría que el mejor promedio de generación terminaría como yo?
¿Quién hubiera siquiera imaginado que mi disciplina y constancia serían sometidas por todo el jaco que continuamente inhalo en su estado puro?
¿Quién podría haber pronosticado que esa persona brillante que fui hace tiempo, vendría a acabar en esta vulgar ignominia?

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De las preguntas

Contrabando

Aquel templado día de verano, ella, de pie, estaba temblando al contacto de las yemas de los dedos de el; el la había deseado desde hacía mucho tiempo y no quería arruinar el momento con prisas innecesarias, además de que le complacía ver como vibraba tras el paso de sus dedos por el cuerpo de ella.

Le desabotonó lentamente la camisa mientras apenas le rozaba el cuello con sus labios, con el sostén aún puesto y la camisa desabotonada, la tomo por sus delicados hombros y con un ligero movimiento la camisa se deslizó por su cuerpo hasta reposar en sobre la frazada que momentos antes habían puesto sobre el piso de barro.

“¿Puedo hacerte una pregunta?”, le interrogó ella.

“Solo si quieres saber la respuesta” contesto el.

“¿Soy la primer mujer casada con quien te relacionas?”.

“Es algo que no podría responderte, ahorita eres la única en quien pienso, y siempre olvido mi pasado”.

Esa respuesta era suficiente para ella, mujer casada y con dos hijos, no tenía planeado dejar a su esposo, ni iniciar un romance, era solamente un affaire, tener sexo una, o quizá en dos o tres ocasiones; ella quería solamente una pasión de contrabando, alguien que no se enamorara de ella y que la olvidara cuando ella así lo decidiera.

“¿Puedo hacerte otra pregunta?” volvió ella a preguntar.

“Las que quieras”

“¿Soy la primera a quien traes a esta galería?”

“Si, eres la primera”
. Para ella esa respuesta era suficiente; suficiente para dejarse perder en los firmes brazos de el; suficiente para sumergirse en el azul del cielo a través de esa gran abertura mientras el la penetraba.

Desde el Alféizar

Asomar la cabeza por ahí fue como aparecer de pronto en la cima de una montaña, como sentir un aire en la cara que nunca había sentido. Puntos de colores correteaban debajo de mis ojos, por un momento creo que fui gigante, sin embargo yo también era un puntito que veía en perspectiva las cosas desde otra posición. Estiré mas el cuello y mire hacia la nube, la vi mas cercana, mas alcanzable, como si con un ligero esfuerzo pudiera tocarla, la altura daba siempre un poder inmenso en ese momento fue que comenzé a pensar en atrapar el olor de aquella nube.

Me agarré con fuerza al alfeizar de la ventana, no podria alcanzar nada, no podria pretender audacia, pero tan solo si pudiera respirar un poco … Todos los colores del mundo se asomaron y vinieron a mi nariz al asomarme un poco, si alcanzaba a oler esa nube entre todos los olores supongo sabría identificar. De pronto alguien me habló, Incliné mi cabeza hacia la ventana de abajo, era mi vecino, me pregunto:
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