Después de tanto tiempo, aun recuerdo como se sonrojaba cuando acostada sobre mi lecho, lentamente la desnudaba y atentamente la contemplaba.
–“¿Por qué a mi me desnudas toda y tu te quedas vestido?” era siempre su reproche, el cual era la indicación que yo estaba esperando para desvestirme todo. –“Siempre te desvistes todo, eso me gusta” decía con cara de satisfacción al haber logrado su cometido.
Y, aunque sé que no era la más guapa del mundo… juro que era más guapa que cualquiera.
J. Sabina.
Después de tanto tiempo, aun recuerdo como se sonrojaba cuando acostada sobre mi lecho, lentamente la desnudaba y atentamente la contemplaba.
–“¿Por qué a mi me desnudas toda y tu te quedas vestido?” era siempre su reproche, el cual era la indicación que yo estaba esperando para desvestirme todo. –“Siempre te desvistes todo, eso me gusta” decía con cara de satisfacción al haber logrado su cometido.
Yo desnudo, ella semidesnuda tan solo con sus bragas me permitía empezar a elaborar una cartografía mental con la yema de mis dedos de su cuerpo. Ella, apenada, cubría discretamente sus Continuar leyendo «Ella»