Escrito por: ROSS LA TERRIBLE
La luz de la luna se perfila nítida, en perfectas y simétricas barras luminosas entre los pliegues de la delgada cortina, justo ahí, en las sombras provocadas por la luz.
Lo observo. Lo siento. Lo leo. Él me sabe ahí de alguna nítida, pero olvidada manera. Así de confusa soy en su vida.
Recostado en el sillón, con una pierna en el piso, haciendo anclaje, piensa en lo que fue su vida antes de esta soledad, del obsesivo zapping en la TV; de libros esperando su turno, de música sin colocar aún en el iPod, de ir del trabajo a casa, de una cerveza con los colaboradores o amigos solo por no dejar, sin mayor complicación, sin mayor gusto, en automático. Como un auto bien afinado.