Coitus interruptus en la playa

Se acerca ese cerro, o yo me acerco a él. Mis lentes oscuros son como una barrera ante los rayos del sol, mismos que queman mi brazo derecho. Aún así, disfruto del paisaje. El ruido del motor aunado al viento que entra por las ventanillas me relaja. Me relaja pensar que pronto estaré en la playa.

Con todo y que yo no voy conduciendo, me siento con plena libertad… mi mente es la que se siente con plena libertad, y me lo está demostrando: sexo en la playa con la primer chica que se me atraviese, cervezas al por mayor, descanso en la arena, nadar sobre las olas. Después de barajar estas opciones, mi cerebro se decide por la primera: sexo en la playa con la primer chica que se me atraviese.

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Bacterias culpables

Escrito por El Director

Sólo por esta ocasión no usaré el elevador. Son las 7:30 am y sé que son siete pisos y que me dirijo hasta la planta baja, pero no lo usaré hoy. No al menos esta mañana. Usaré las escaleras como todo buen deportista, situación que ni yo me la creo.

No tiene nada de malo bajar por las escaleras, es más, creo en eso de cambiar la ruta a tu trabajo para estimular el cerebro. Aunque aquí, en este caso sólo sea bajar y salir del edificio, la variación a mi rutina traerá beneficios incalculables en el número de neuronas activas. Saliendo del edificio no cambiaré la ruta en mi coche por la simple y sencilla razón de que no tengo tiempo; voy tarde para mi trabajo.

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