“No creo que importe.”-
Ella bajó la mirada-“Cuídate mucho”-
-“…..”-
Las puertas de su estación se abrieron.
-“Adiós”-
-“…..”-
Ella lo soltó y salió del vagón. Las puertas se cerraron y el metro avanzó.
Historias de Blog
“No creo que importe.”-
Ella bajó la mirada-“Cuídate mucho”-
-“…..”-
Las puertas de su estación se abrieron.
-“Adiós”-
-“…..”-
Ella lo soltó y salió del vagón. Las puertas se cerraron y el metro avanzó.
-¿y si se va?-
-no creo que se vaya por siempre-
-¿y si ella le dice que ya todo terminó?
-no creo que él la deje ir nada más por eso-
-entonces. . . ¿qué crees que pase?
Él abordó el metro por la primera puerta del primer vagón en el primer instante en que se abrieron las puertas.
Él, con su casi inquebrantable ética no podía permanecer en los vagones de las señoritas, así que comenzó su trayecto al fondo del tren.
Él de veinticuatro años.
En realidad nunca le había gustado discutir en público, algo en su mente le decía que una discusión siempre terminaba peor si se llevaba con audiencia a que si se discutía sin ella. Ya fueran los amigos, los parientes o simplemente discutir en frente de extraños era algo que no le gustaba en lo absoluto. Era algo que siempre le había llamado la atención, como si el orgullo que uno tuviera se multiplicara de acuerdo a la cantidad de oyentes que uno tuviera. Por lo que el escenario para la discusión con su pareja, un vagón del metro, en realidad era uno de los peores lugares que se le podían ocurrir. Miró a su alrededor, al menos no era uno de esos días en los que estaba atascado el metro, incluso había unos lugares vacíos o quien sabe, tal vez eso fue su mala suerte. De haber estado atascado el metro no estaría teniendo esta discusión en estos momentos.
Habrá quien piense que los gnomos son solo seres mitológicos, pero no es así, yo personalmente los conocí alguna vez, y bien puedo asegurarles que ello existen, viven en las profundidades de la tierra, en lugares donde ningún humano pudiera llegar por su propio pie; los gnomos son por excelencia, grandes guardianes, y uno de sus principales tesoros que deben custodiar es el tiempo.
Ellos son los cuidadores del año nuevo; cada 31 de diciembre, en la noche son los responsables de depositar el año nuevo en Nueva Zelanda para que la vida pueda continuar, y también deben ir por el año viejo a las Islas de Hawái y llevarlo al asilo de años viejos.