«Primero en tiempo, primero en derecho«… ja, ja, ja, ja, ja, pobre estúpido; Juan Pablo, tardó unos segundos en asimilar el significado de esa frase, fue entonces cuando comprendió el sentido de la misma.
Al instante reflexionó sobre el cuadro que estaba ante sus ojos, le pareció una mala broma del maldito destino, siempre en su papel de agnóstico, el gesto serio cada vez que hablaba del tema, le vino de inmediato a la mente las mil y un veces que repitió a cuanta persona se dejara por él influenciar: «el destino no existe»; no obstante, ese mismo destino(?) del que por tantos años renegó, le daba una bofetada directo a su -hasta hace unos cuantos minutos- inmaculado orgullo; no daba crédito a lo que sus ojos le mostraban, le pareció una imagen dantesca, un mal chiste. Continuar leyendo «Sangre de mi sangre»