El tema de esta semana me incomoda sobremanera. No únicamente por que es un refrán, cosa que por default me molesta. Sino porque es uno de los refranes que menos razón tienen dentro de toda su compleja existencia retórica.
Más vale tarde que nunca.
Eso nos han dicho desde que nacimos, como una disculpa etérea para excusarse cuando por alguna razón tienen un retraso temporal en una actividad. Y con el costumbrismo que trae la familiaridad de la frase, la tomamos como un paradigma.