Mi madre

«Hora de maleficios. Cuando las tumbas se abren y hiede el infierno.»
William Shakespeare.

Polvo.

Dicen que somos polvo.

Y en polvo nos hemos de convertir.

Mi madre lo repetía continuamente durante las noches que había luna llena. Tomaba mi mano y me guiaba hasta la iglesia del pueblo. Me obligaba a hincarme y mientras mi rostro veía fijamente a un Hombre crucificado, mi madre tomaba un alfiler y pinchaba mi espalda una y otra vez hasta que de entre mis vértebras fluía un líquido vital que era cuidadosamente recabado por las manos de mi progenitora. Continuar leyendo «Mi madre»

Share

Una triste campana…

Teníamos todo listo.

Una organización de primer nivel.

Una gran convicción hacia el fin perseguido.

Una total fe hacia nuestro líder.

Una capacidad de tener una doble vida sin dejar rastro alguno.

Sesionábamos cada primer jueves del mes en curso. Ahí decidíamos cuál sería la siguiente ubicación para seguir con nuestra conspiración contra el sistema.

Todos los que asistíamos sabíamos perfectamente cuál sería la sanción hacia nuestras reuniones secretas, si las mismas eran descubiertas por el ejército del rey.

Los que sabían de derecho hablaban de un nuevo concepto llamado soberanía nacional y de «Constituciones»; los que sabían de Continuar leyendo «Una triste campana…»

Share

Natalie

Todas ellas tienen un precio.

Tanto las anoréxicas que bailan semidesnudas, como las espectadoras recatadas que acompañan a sus esposos.

¿Cuál es el precio de la belleza?

No importa qué tan bonita o sensual luzcas, siempre habrá alguien mejor.

La mujer más hermosa que yo conocí no fue aquí, no, para nada, no tendría cabida aquí, todas esas que estás viendo en estos momentos, no le llegan a Mi Natalie; ni la rubia falsa que usa vestido rojo de satín y tiene labios carmesí y baila mostrando la parte inferior de su negligé, ni la chica morena extranjera que viene acompañando al pobre anciano que más parece su abuelo que su amante, ni siquiera aquélla chica oriental que acentúa el tono blanco de su piel con el vestido negro escotado en el que está ceñida.

Todas ellas tienen un precio.

Tanto las anoréxicas que bailan semidesnudas, como las espectadoras recatadas que acompañan a sus esposos.

¿Cuál es el precio de la belleza?

No importa qué tan bonita o sensual luzcas, siempre habrá alguien mejor.

La mujer más hermosa que yo conocí no fue aquí, no, para nada, no tendría cabida aquí, todas esas que estás viendo en estos momentos, no le llegan a Mi Natalie; ni la rubia falsa que usa vestido rojo de satín y tiene labios carmesí y baila mostrando la parte inferior de su Continuar leyendo «Natalie»

Share

De los errores

Y un poco después de esto….

Cada mañana paso por esa línea de metro, me escondo entre la multitud de gente y puedo verla.

En un inicio parecía contenta, luego pensativa, luego la ví embarazada, y ahora puedo verla sonreír de vez en vez mientras toma de la mano a su hijo.

Nunca he podido comparar los rasgos físicos del infante con los de Continuar leyendo «De los errores»

Share