Todas ellas tienen un precio.
Tanto las anoréxicas que bailan semidesnudas, como las espectadoras recatadas que acompañan a sus esposos.
¿Cuál es el precio de la belleza?
No importa qué tan bonita o sensual luzcas, siempre habrá alguien mejor.
La mujer más hermosa que yo conocí no fue aquí, no, para nada, no tendría cabida aquí, todas esas que estás viendo en estos momentos, no le llegan a Mi Natalie; ni la rubia falsa que usa vestido rojo de satín y tiene labios carmesí y baila mostrando la parte inferior de su negligé, ni la chica morena extranjera que viene acompañando al pobre anciano que más parece su abuelo que su amante, ni siquiera aquélla chica oriental que acentúa el tono blanco de su piel con el vestido negro escotado en el que está ceñida.
Todas ellas tienen un precio.
Tanto las anoréxicas que bailan semidesnudas, como las espectadoras recatadas que acompañan a sus esposos.
¿Cuál es el precio de la belleza?
No importa qué tan bonita o sensual luzcas, siempre habrá alguien mejor.
La mujer más hermosa que yo conocí no fue aquí, no, para nada, no tendría cabida aquí, todas esas que estás viendo en estos momentos, no le llegan a Mi Natalie; ni la rubia falsa que usa vestido rojo de satín y tiene labios carmesí y baila mostrando la parte inferior de su Continuar leyendo «Natalie»